Alienta Editorial, el nuevo sello de Planeta dirigido por mi querida Carmen García-Trevijano, acaba de sacar a la calle un nuevo libro escrito por Yuki Ohiro y Francesc Miralles: El Zen de la empresa: soluciones sencillas para un mundo complicado. Después de los libros de éxito anteriores como NoMiedo, animo a todos a leerlo y para muestra, os avanzo algunos fragmentos:
- Cualquier mejora que logre en su persona conducirá automáticamente a una mayor eficacia de sus colaboradores y a la buena marcha de toda la corporación.
- «El arquero se apunta a sí mismo y se dispara a sí mismo.»
- Cuando se deja de pensar en uno mismo, una enorme carga desaparece de nuestras espaldas, porque nada hay tan pesado ―y tan frustrante― como sustentar el propio ego.
- El principal problema de este mundo es que los tontos y los fanáticos siempre están seguros de ellos mismos, mientras que la gente inteligente anda llena de dudas.
- Para el hombre que sólo tiene un martillo como herramienta, cada problema le parece un clavo.
- Una acusada miopía espiritual hace que juzguemos a las personas según nuestros propios defectos.
- La mayor de las victorias es tomar el control de los propios impulsos.
- Cada crisis es una oportunidad de engrasar las herramientas personales y subir el listón de lo que somos capaces de hacer. La muerte es el no conflicto.
- Las personas que son incapaces de ponerse en el lugar de los demás tropiezan una y otra vez con la misma piedra y nunca llegan a entender donde estaba el error
- Cuando una persona se centra en aquello que está realizando, de repente desaparecen todas las fricciones y lo difícil se vuelve fácil.
- La sociedad occidental se ha vuelto experta en crearse más problemas de los que tiene y desea. Mantener una vida complicada es una gran manera de evitar cambiarla.
- Los grandes éxitos empresariales que aspiran a consolidarse se basan en ideas muy simples. Puro sentido común.
- El zen no sólo entiende por riquezas los ceros que se acumulan en la cuenta bancaria, sino también el respeto que se gana entre sus trabajadores y el resultado global de su actividad.
- De nosotros depende que el centro de trabajo sea un lugar en el que sólo sucede aquello que es previsible ―y a veces ni eso―, o un zendo en el que florecen las iniciativas y se ponen en común para la buena marcha de la empresa.
Y como cierre: «Algunas personas ven las cosas como son y se preguntan: ¿por qué? Otras sueñan en cosas que nunca han sido y se preguntan: ¿por qué no?»
George Bernard Shaw
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Hola Cesar,he puesto un enlace a este post porque he citado una narración de “El zen de la empresa”. Un saludo
http://www.yoriento.com